¿Has tenido parejas tóxicas? Tipos de relaciones y características

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Parejas tóxicas características

Una relación tóxica es aquella relación en la que una de las dos partes, pese a decir amar a la otra persona, le hace daño de forma constante, debido al desarrollo de ciertas dinámicas peligrosas, las cuales rozan o traspasan la línea del maltrato psicológico. Las relaciones de parejas tóxicas poseen una serie de caracteristicas que te permitirán identificar que te encuentras en una y de esta manera poder afrotar la situación.

La persona que está inmersa en este tipo de relación no es consciente de que está viviendo abusos por parte de su pareja. Y esto tiene mucho que ver con la relación que mantuvo con sus padres o cuidadores en la infancia, generalmente quienes atraen un maltratador son personas que tienen normalizada esa dinámica, les viene de familia.

A todo esto, cabría añadir un punto adicional, y es que se romantizan ciertas actitudes tóxicas y peligrosas. Hasta en la música podemos encontrar una enorme cantidad de canciones que hablan de “si no puedo estar contigo prefiero morir”, que pueden parecer muy bonitas, pero que, en realidad, difunden un mensaje peligrosísimo. Por ello, también, hay que prestar atención a lo que escuchamos y a lo que “creemos” que es normal.

Tipos de relaciones tóxicas

De acuerdo a psicologiaymente.com existen distintos tipos de relaciones tóxicas:

1. La relación en la que se cede poder de decisión.

En algunas parejas, una de las dos personas toma la capacidad para tomar las decisiones importantes y llega a ser, de algún modo, el jefe o jefa de la relación. Por supuesto, esta jerarquización de la pareja no tiene ninguna justificación real, ya que a diferencia de lo que ocurre en los equipos centrados en un objetivo en concreto (vender o producir un tipo de producto), la pareja no está enfocada a realizar ciertas tareas con eficiencia: su existencia se justifica por los vínculos afectivos de sus integrantes.

Por tanto, los motivos que están detrás de esta toma de poder no pueden ser justificados atendiendo a lo útil que resulta esto para conseguir ciertas metas y, además, mina la autonomía de uno de los componentes de la pareja, que ve cómo su poder de decisión queda drásticamente reducido.

Esto puede no ser percibido como un problema al principio, ya que puede ser visto como un tipo de relación en la que la otra persona es la que asume riesgos y hace las cosas más difíciles. Sin embargo, entrar en estas dinámicas hará que una de las partes se acostumbre a mandar y la otra a obedecer sin cuestionar.

2. La relación basada en el chantaje

Algunas veces, los afectos y el amor que una vez fueron la base y la justificación de la relación son sustituidos por una forma de chantaje que alarga la vida de la relación de manera dañina y artificial.

El caso del chantaje emocional es claro: una persona le tiene lástima a su pareja y le concede un trato privilegiado y favorable, lo cual sirve a su vez para que la otra persona aprenda a «ser una víctima» para cobrar sus beneficios. En esta relación la víctima principal es la que cede constantemente, ya que a la práctica está siendo controlada y manipulada por su pareja.

Esta puede hacer ver que le deja a la otra una total capacidad para tomar decisiones sobre su propia vida, pero indirectamente hace cosas para que la otra se sienta mal cuando, por ejemplo, salga de fiesta con amigos o amigas del sexo contrario y sin su «supervisión». En otras palabras, la herramienta que la parte manipuladora utiliza para salir beneficiada es su capacidad para inducir el sentimiento de culpa en la otra.

3. El otro idealizado

Este tipo de relación tóxica aparece cuando empieza a hacerse evidente que uno o los dos miembros de la pareja no se han enamorado de la persona con la que comparten afecto, sino con una versión idealizada de ella. Aunque este hecho pueda haber sido intuido ya durante los primeros meses de la relación, es posible que se le preste poca importancia y que, en todo caso, se haya solucionado esa disonancia cognitiva sobrevalorando la capacidad que tiene el otro para cambiar en un futuro y amoldarse a nuestras expectativas.

Cuando se hace evidente que la otra persona no cambiará tal y como nosotros queremos, aparece el rencor. Sin embargo, el peor de los escenarios que se puede producir desde este tipo de relación tóxica es cuando la presión que una de las dos personas ejerce sobre la otra para intentar que cambie se transforma en una forma de maltrato.

4. La relación idealizada

Al igual que se puede idealizar a una persona, también puede ocurrir lo mismo con las relaciones. Si el grado de idealización es lo suficientemente intenso, esto la transformará en un tipo de relación tóxica. El problema fundamental que hay en este tipo de relación es que los miembros de la pareja parten con expectativas muy distintas acerca de cómo será su relación. Se trata, básicamente, de un problema de comunicación durante las primeras etapas de la relación.

Por ejemplo, si entre las viviendas de ambos hay mucha distancia, una de ellas puede dar por sentado que después de unos meses de ahorro la otra persona irá a vivir con ella, o bien se puede asumir que llegado un punto ambas se irán a vivir a una ciudad en la que ninguno de los dos haya vivido, mientras que la otra prefiere no realizar este sacrificio porque está conforme con ver a su pareja solamente durante los fines de semana.

Este es uno de los tipos de relaciones tóxicas cuyos efectos se hacen notar a largo plazo, cuando se han realizado varios sacrificios por la pareja que llegado un punto pueden verse como vanos o inútiles, lo cual puede producir mucho rencor y frustración.

5. La relación instrumental basada en la mentira

Este es un tipo de relación tóxica en la que la pareja se ve como un medio para llenar un vacío o crisis existencial, para obtener la aprobación de los demás o para tener acceso a ciertos recursos, y en la que se engaña a la otra persona sobre la naturaleza de los lazos afectivos que se han creado entre ambas partes.

También puede darse el caso de que la persona no sea completamente consciente de las motivaciones reales que le llevan a seguir con la relación.

6. Relaciones basadas en el miedo

Por supuesto, las relaciones en las que hay un maltrato claro basado en las agresiones (físicas o verbales) y el miedo a que la pareja tome represalias si se entera de ciertas cosas es no solo una relación tóxica, sino una grave amenaza cuya resolución debe ser gestionada a través del sistema judicial.


El doctor en psicología Marcelo R. Ceberio habla sobre los juegos del mal amor, en un trabajo exploratorio de terapia de pareja, donde recopilo una serie de dinámicas relacionales disfuncionales.

Este tipo de juegos llevan a que una pareja se autodestruya en el intento de resolver problemas o mejorar la relación, debido a que se obtiene el resultado contrario. Es decir, la pareja aborta sus capacidades y se descalifica (tanto sus integrantes en manera personal, como hacia el otro), con la consecuente frustración, angustia, hipersensibilidad y con una alerta persecutoria a la posibilidad de ataque del otro.

Así, en los juegos del mal amor, los integrantes se encuentran inmersos en la intolerancia y las emociones de angustia, peleas y tensión que son moneda corriente en la relación.

En el desarrollo de los juegos del mal amor o juegos tóxicos se observan una serie de coreografías disfuncionales (o funcionales a la destrucción de la relación). Estas se originan tanto en los aspectos de contenido del mensaje como de relación – qué se dice y cómo se dice – y se sintetizan en cuatro niveles de complicación de la complejidad:

Complicación 1

Está estructurada en una complejidad doble, en la que tanto el qué y el cómo (el contenido como el estilo relacional) son el problema. Son parejas que no poseen un pronóstico alentador, dado que se dan pocas opciones para encontrar un umbral de acuerdo. Las irreconciliables diferencias son tales porque el estilo conversacional está soportado en rivalidades, descalificación y competencia, razón por la cual, la convergencia es utopía.

Complicación 2

Sostenido por una complejidad simple, en las que el contenido que se transmite no es problemático, pero sí el estilo relacional. Son esas parejas que después de escucharles discutir, nos llevan a pensar: “¿por qué están discutiendo si están hablando de lo mismo?”.

Poseen convergencia en sus puntos de vista acerca de diferentes aspectos de la vida, pero su estilo relacional confrontativo les lleva a escalar simétricamente de manera frecuente haciendo honor a la alegórica frase que dice “No sé de qué se trata, pero me opongo“.

Complicación 3

También es de complejidad simple. Aquí el contenido es el problema, no el estilo relacional. Son de buen pronóstico. Son parejas que si bien poseen formas de pensar la vida de acuerdo a perspectivas diferentes, con respecto a valores, gustos, creencias, ideología, etc., tienen una forma de intercambiar información que respeta los puntos de vista y que intenta reflexionar y aprender de la información que brinda el otro.

Complicación 4

Es una complejidad simple que no se transforma en complicación. En ella, el contenido no es problema y estilo relacional tampoco. Estas parejas no asisten a consulta, son funcionales y equilibradas en la resolución de las diversas alternativas de su experiencia.

Como vemos, juegos del mal amor o nocivos en las relaciones de parejas hay muchos. Algunos, de una burda simpleza, generan un arrollador dominó en dirección al desorden emocional. Un gesto sencillo conlleva una acción a la que puede atribuírsele significados equivocados (malas interpretaciones).

¿Qué hacer en caso de detectar estar en una relación tóxica?

De acuerdo a psicoactiva.com, estos son algunos pasos a seguir si te das cuenta de que estas en una relación tóxica:

1. Re-empoderarte

Es probable que la relación que has tenido te haya ido robando poco a poco las fuerzas y la dignidad, hasta el punto de sentir que lo necesitas para cualquier cosa. Es importante que vayas re-empoderándote poco a poco para poder plantarle cara. La mejor forma de hacerlo es junto al punto número 2.

2. Hablar con tus familiares y amigos

Tus familiares y amigos pueden ayudarte a empoderarte y, además, pueden ayudarte a valorar si realmente tu pareja es tóxica o no, escúchales.

3. Hablar con él/ella

Una vez te sientas con fuerzas, puedes sentarte a hablar tranquilamente con tu pareja. En algunas ocasiones, una charla de este tipo redirige la relación hacia un mejor puerto. No lo dejes pasar para evitar enfrentamientos, pues de lo contrario sólo tú serás el perjudicado. Eso sí, habla con respeto y la mayor tranquilidad posible, empezar una conversación de este tipo con ataques y recriminaciones no te facilitará las cosas en absoluto. La asertividad es la clave.

4. Cortar la relación

Sin embargo, en la mayoría de ocasiones, no es posible cambiar la forma de actuar del otro en la relación, y la única solución es ponerle fin, ya que no te vas a sentir mejor ni va a cambiar nada sólo por esperar a que esto suceda.

Como puedes ver, las relaciones tóxicas son algo que hay que evitar a toda costa, porque, de lo contrario, pueden acabar amargándonos la existencia.

Esperamos que este artículo te haya ayudado y que, de ahora en adelante, seas capaz de identificar las relaciones de ese tipo.

Categorías: Lifestyle

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